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domingo, 20 de septiembre de 2015

EN EL NOMBRE DE MI MESA DE PING – PONG

Divagaciones que hacen que mudarse a una nueva oficina pueda ser la oportunidad perfecta para promover la innovación u otras cosas.


por: Lord Business


Luego de mas de un año ansioso por la emotiva que sería la mudanza a nuestras nuevas oficinas, hoy concluyó mi tiempo de reflexión diaria que estoy cultivando después de mi curso introductorio  al mindfullnes para ejecutivos con nuevas oficinas  y con la satisfacción de haber liderado un emocionante dia con mis trabajadores, que no vivíamos desde mi exitosa campaña de marketing en la que una fina vicuña se sube a una combi para promover el producto financiero de nuestra nueva unidad de negocio.

Ver mis nuevos muebles, con mi nuevo baño y mi nueva vista que alcanza el cerro san cristobal, me hizo pensar que hasta debi cambiar de secretaria hace mucho… ( mentira, paolita, sin ti no se que haría).

No obstante más allá de la comodidad, la gran oportunidad que veo y que aún no sé cómo canalizaar, es que a lo largo de los días siguientes,  noté que mi gente ya no se irritaba de permanecer mas horas en la oficina. El ping pong ha hecho que los ¨rapi–campeonatos’’, incluso hagan interrelacionarse a nuestros trabajadores con accionistas -de echo me deje ganar por uno de ellos ayer-, y estoy ansioso de monetizar la promesa de que esta inversión mejore los resultados de negocios como lo hizo google.



Siendo efectivo se me ocurre que podría monetizar ese tiempo de ocio investigando sobre esos momentos  y conocer más de la rutina de mis trabajadores saber qué pasa exactamente frente a esa mesa de pingpong, así, sí veo que todo es una pérdida de tiempo, justificar la ausencia repentina de la mesa con la urgencia de una nueva sala de trabajo. Pero , si no es así, si escucho que la mesa de pingpong es el punto donde converge el I + D que hara que el negocio valga millones, tal vez podría comprar algunas más y promoverlas en cada piso del edificio.

Pero todo con calma . hace unos días vi a dos jóvenes besándose en uno de los muebles reclinables y por alguna razón que aun no entiendo preferí pasar desapercibido para no interrumpirlos, naturalmente al siguiente día el jefe de seguridad tuvo que cambiar algunos puntos de nuestra política interna por que la comodidad de nuestras oficinas no debería ’’intensificar’’  la dinámica de las relaciones interpersonales. No vaya a ser que por empezar a promover la innovación termine subiendo mi taza  de ausentismos por embarazo, eso malograría mi plan de innovación a cinco años a través de la gestión de pingpongs… me vería obligado a invertir más en lactarios.